Prosa castellana

23/2/12

LOS OJOS DEL LOBO, MONÓLOGO

Ahora estás en un coche, no lo has visto pero lo sabes por el ruido que hace y su movimiento. Notas dolores por todas partes, sobre todo por la cara. No quieres abrir los ojos, porque te interesa que piensen que aún duermes. Parece que hablan, pero no los oyes porque estas aturdido por el golpe. Te pones a pensar con tus amigos y la persona amadas que también te aman. De repente hay un frenazo, tú te asustas pero aún te haces el dormido, alguien te coge de una manera que te provoca aún más dolor en una herida del brazo. Ahí es cuando te “despiertas” a causa del dolor y haces un grito de angustia, pero te mandan callar y te pegan otro golpe, esta vez en la mandíbula. En ese instante piensas que va a ser difícil escapar. Estás nervioso y asustado.
-Soy fuerte y saldré de esta- piensas mientras sigues a brazos del gordo.-Seguramente me encontrarán y se acabara todo esto de una vez.- sigues pensando en positivo y no en negativo, lo único que te faltaba era pensar mal, pero que todo saliera mal era otra opción.

Autor: Marc Cubells Agraz


14/2/12

PARA TODOS 86.400

Él cerró el trato, su firma ya penetraba en aquel papel de color ocre. Con una sonrisa dejo caer el bolígrafo encima la mesa, y después de dar un apretón de manos, se largó. De ahora en adelante él recibirá cada día 86 400 euros en su cuenta bancaria, con el fin de aprovecharlo. Lo que no aproveche aquel mismo día se le perderá, pero el día siguiente volverá a tener el dinero, y también sabiendo que en cualquier momento su cuenta se le podría cancelar.
Cerró la puerta y levantó su mirada hacia el cielo, intentado ver más allá del universo, ahora se encontraba capaz de hacer cualquier cosa. Algunos días no aprovechaba todo, otros si, pero eso sí, cada mañana se levantaba con 86 400 euros para disfrutarlos ese mismo día. Ahora veía el mundo de otra manera, en un día él se lo intentaba pasar lo mejor que podía y ayudar a los demás. Su cara con la sonrisa impactante, sus ojos atentos como los de un búho y sus gestos de amabilidad, le daban sentido a la vida. Pero un día le paso lo peor, su cuenta se canceló, y su esperanza de seguir viviendo se perdió.
Él no fue el único que tuvo esa suerte, sino que todos la tenemos, cada día nos levantamos con 86 400 segundos para disfrutarlos ese día, y los que no aprovechamos no se nos acumulan para el día siguiente, pero cada mañana que nos levantamos los volvemos a tener pero sabiendo que cualquier día ya no los podremos disfrutar.

Autor: Marc Cubells Agraz


25/1/12

Monte Saint-Michel

Los miembros de excursionistas de Cambrils, visitarán uno de los castillos más fascinantes de Europa.
Mañana por la tarde el grupo entrará al monte Saint-Michel, situado en Normandia, un lugar en el cual desde el mismo monte se puede observar subir la marea i como rodea el castillo. La única manera de acceder con la marea alta será cruzar por el puente que une tierra i monte, un puente que en aquellos tiempos no había. Para llegar tendrán que coger la carretera que pasa por un molino también famoso situado a unos cuantos quilómetros del destino. Allí los excursionistas esperaran descubrir la verdadera belleza del castillo.
Muchas leyendas desde su construcción en el 708; desde aquel día en que supuestamente el mar atrapó en su huida a una mujer embarazada, y ésta reapareció andando por la orilla y con su niño en los brazos, cuando el mar volvió a apartarse; hasta los que creen tener visiones de enfrentamientos mitológicos sobre el propio monte entre las fuerzas del mal y el Arcángel San Miguel.

Autor: Marc Cubells Agraz


24/10/11

NOCHE DE MIEDO

Una noche de invierno...
Hijo: Mamá no puedo dormir, tengo miedo.
Madre: ¿Por qué tienes miedo? No hay nada que temer. Cierra los ojos y no pienses en nada.
(Cansado, pero asustado hizo caso a su madre)
Tres horas después…
Hijo: ¡No, no! ¡Déjame! ¡Por favor no…!
(La madre entra rápido a la habitación)
Madre: ¡Hijo! ¿Qué te ocurre?
(Él asustado y sin palabras contesto)
Hijo: En, en… ¡El armario!
(Se oye un ruido producido por la puerta del armario.)
Madre: No te asustes, seguramente habrá sido el aire que habrá entrado por la ventana.
(La madre se dirige al la ventana y la cierra.)
Interior del armario: ¡puuuuum!
(La madre sorprendida se acerca y abre la puerta del armario, algo la coje)
Madre: ¡Socorro!
(El armario se la engulle)
Hijo: ¡Mama, no!

Madre: ¿Hijo que te pasa que chillas?
(Él se levanta i da un abrazo a su madre)
Madre: ¡Tranquilo! Seguro que has tenido una pesadilla. Anda, ven a dormir a mi cama.
Hijo: Gracias mama.

Autor: Marc Cubells Agraz


19/10/11

SOMBRAS

Estaba anocheciendo, la tenue luz formaba sombras terroríficas que hacían un ambiente desagradable, el frio de esa noche se apoderaba de la ciudad. Pero algo distinto esa misma noche hallaba, en un rincón entre las sombras, una silueta negra sonriente esperaba a su próxima presa a la que capturar.
Él se despido y dio gracias por la cena, ya eran las 12 y al día siguiente trabajaba. Giró la esquina de esa misma calle con prisas para llegar a casa lo más rápido posible. En ese instante alguien o algo se le tiró encima, no pudo hacer nada ya que la silueta negra lo inmovilizó de arriba abajo. Pudo ver unas dos sombras más que lo estiraban hacia un callejón oscuro. Chillar era inútil y en una de las siluetas pudo ver caer de su rostro oscuro una sensible lágrima.
No veía nada, solo oía susurros que provenían de todas partes, susurros que no lograba entender. En ése momento fue el único en que el miedo lo invadió, no sabía que le esperaba entre aquellos susurros. Se encendió un lucecita que nada más iluminaba su parte en la que se encontraba encadenado. En ese instante una sombra más grande que las demás apareció entre medio de la multitud, en ese momento todos callaron. La silueta dijo unas palabras en idioma desconocido, después todos mencionaron otras. Un rato después de silencio la sombra cogió una daga que tenía guardada detrás la oscuridad. Desesperado él empezó a intentar desencadenarse, pero no tenia oportunidad, estaba atrapado. La cosa levanto la daga bien alta para que todos la vieran, y seguidamente la bajo con todas las fuerzas clavándola en la piel del hombre. Se oyó un grito. Todos se fijaron en él, calló en el suelo, de su boca se veía caer sangre. La sangre no era roja, sino negra. La supuesta víctima empezó a moverse, los ojos se escurecieron, después los pies y las piernas, así está que ya no quedo nada de él. Su vida pasada, su familia, sus amigos… todo eso para él ya no existía, porque él ahora era una triste alma en pena.
Una última lágrima cayó del supuesto rostro, y a partir de ese momento empezó su nuevo estilo de vida, como una sombra.

Autor: Marc Cubells Agraz